Páginas

lunes, 21 de octubre de 2013

Crónicas de Vallespino - Prólogo I

Se que hace tiempo que no actualizo, pero hoy me siento motivado. Aquí tenéis el primer capítulo de lo que espero sea un largo viaje: Crónicas de Vallespino. Cuenta la historia de la familia Hawthorn de Vallespino, banderizos de Altojardín, durante los hechos ocurridos en los libros de Canción de Hielo y Fuego. Este pequeño prólogo de algunos capítulos, relatará los acontecimientos que marcarían el destino de la casa Hawthorn durante la Rebelión de Robert. Espero que os guste.


=======================================================

Damien


La noticia no le sorprendió. Sentía rabia, impotencia. Había pasado la mayor parte de su vida en Nido de Cuervos y en Bastión de Tormentas, y conocía a Lord Robert. Habría guerra. Y la habría pronto. En su locura, el Rey Aerys había pedido las cabezas de Lord Robert y su amigo Eddard Stark. Los rumores decían que el príncipe había raptado a la hermana de Stark y prometida de Lord Robert; que el Rey Loco había condenado a muerte a varios nobles que fueron a protestar. Aquello era el caos. El mundo estaba a punto de cambiar, Damien lo notaba.

Se reunió con su padre en la sala de audiencias del castillo de Vallespino. Lord Dovyn era un hombre mayor, aunque todavía mostraba el porte orgulloso que siempre le había caracterizado. No estaban solos. Su hermano Humfrey y el maestre Orwin también estaban allí. Por las expresiones de sus rostros, Damien dedujo que la noticia también les había llegado.

 - Robert Baratheon ha convocado a sus vasallos -su padre siempre había sido un hombre directo. Era una de las cualidades que más apreciaba y respetaba Damien-. Los Arryn y los Stark marcharán a su lado, de eso estoy convencido. La guerra es ya cuestión de días.

 - Mi señor, ha llegado un cuervo de Altojardín esta misma mañana -Orwin tendió un pequeño mensaje al señor de Vallespino. Damien no dudaba del contenido del mismo. Su padre se lo confimó apenas unos segundos después.

 - Lord Mace nos convoca a Altojardín. Quiere que alcemos nuestros estandartes y marchemos para defender al Rey -Damien frunció el ceño. No estaba dispuesto a luchar por un rey como Aerys. No había jurado los votos para defender a locos y a asesinos. Su padre parecía dudar. Humfrey también se percató de ello.

 - Padre, no se qué estaréis pensando, pero será mejor que lo olvidéis. Lord Mace Tyrell es nuestro señor, y Aerys Targaryen es nuestro rey. Es vuestro deber defender el Trono de Hierro -aquello sorprendió a Damien. Su hermano Humfrey, heredero de Vallespino, siempre había sido respetuoso con su padre, y nunca jamás le había contradecido.

 - Ya lo se, hijo mio, lo se muy bien. Pero el Rey Aerys... -su padre no se atrevió a continuar. No es que dudase de la lealtad de sus hijos o del maestre, Damien estaba seguro. Simplemente, le costaba reconocer que el Rey era un monstruo. Damien lo sabía, y si iba a estallar una guerra, prefería mil veces luchar y morir por sus ideales que por un hombre indigno.

 - El Rey Aerys es un loco y un asesino, y no me importa ya decirlo en voz alta -su hermano Humfrey lo miró con severidad-. Padre, sois un hombre justo, un hombre de honor y un gran caballero. Habéis servido con lealtad durante muchos años a un hombre que creísteis merecedor de tal lealtad, y quizá lo fue durante un tiempo. Pero Aerys ya no es la misma persona. Ya no es un rey justo y bondadoso, es un tirano -vio como su hermano se ponía rojo de rabia, como se mordía la lengua para no gritarle a la cara, pero Damien continuó hablando-. Lord Robert ha convocado a sus vasallos y aliados para librar a Poniente de la tiranía de asesinos y secuestradores. Padre, unámonos a él, luchemos por Robert Baratheon, luchemos por los inocentes, hagamos lo correcto.

 - ¡Eso es traición, Damien! -Humfrey no pudo contenerse más- ¡Desobedecer a nuestro señor y alzarnos contra nuestro Rey es la mayor de las traiciones! ¿¡Cómo te atreves a sugerir tal atrocidad!?

 - ¡Basta! -su padre se levantó de su sillón, erguido como un palo- ¡Humfrey, no te atrevas a volver a alzar la voz ante mi presencia! ¡Soy vuestro padre, pero también vuestro señor, no lo olvidéis! -Humfrey bajó la cabeza, avergonzado. Damien no se atrevió a moverse mientras su hermano era reprendido. Finalmente, Lord Dovyn se sentó de nuevo- Damien tiene razón. El Rey Aerys se ha vuelto loco. He de reconocer que ya se me había pasado por la cabeza unirme a Lord Robert -Damien lo vio claro en aquel momento. Su padre había considerado seriamente alzarse contra el Rey. Seguramente, su madre estaría detrás de aquello. Damien sabía que su padre hacía todo lo que su madre le pedía, y teniendo en cuenta que Lady Iniel era tía de Ronnet Morrigen, señor del Nido de Cuervos y banderizo de Bastión de Tormentas, era de esperar que hubiese introducido aquella idea en la mente de su padre. Aún había esperanza-. Si, he tomado una decisión. Aunque lo pague con mi vida, he tomado una decisión. Mañana prepararemos las tropas y partiremos directamente a Bastión de Tormentas.

 - Mi señor, eso no es prudente -Orwin había estado en silencio durante la discusión, pero parecía que no iba a estar de su parte-. No podéis marcharos y dejar el castillo sin protección. Pensadlo bien. Si os rebeláis contra el Rey y contra Lord Mace Tyrell, ¿qué pasaría con vuestra familia? ¿Y vuestra esposa? ¿Y vuestros nietos? Si sitiasen Vallespino... por los Siete, no quiero ni pensarlo... -Damien maldijo en silencio. Orwin tenía razón. ¿Cómo no había pensado en eso? Su pequeña Ilenya correría peligro, y si algo le sucediese, no se lo perdonaría jamás, pero no podía olvidarse de todo lo que había dicho- Reconsideradlo, mi señor, por el bien de vuestra familia, reconsideradlo.

 - No, mi buen Orwin, no puede ser. Está decidido. Ya había pensado en ello, y tomaré medidas. Mi esposa ha partido esta mañana con una pequeña escolta y ya debe estar a medio camino del Nido de Cuervos. Damien, tu esposa y tu hija partirán esta misma noche. Las enviaré con tu suegro, allí estarán a salvo. Humfrey, tu esposa Tyenne y los pequeños irán a...

 - No, padre -la interrupción de Humfrey sorprendió tanto a su padre, que se quedó absorto durante un instante-. Mi esposa, mis hijos y yo nos iremos esta misma tarde. No voy a ser partícipe de esta traición, y no pienso condenar a mi familia. Solo espero que el Rey tenga misericordia de vuestras vidas cuando esto acabe -su hermano no dejó tiempo para réplicas. Tan pronto acabó de hablar, dio media vuelta y se marchó. Orwin parecía resignado, y su padre aún no podía creer lo que acababa de suceder. Damien se acercó a él y, tras un segundo de incertidumbre, le puso la mano en el hombro.


 - No os preocupéis padre. Humfrey es un buen hombre, aunque se equivoque -su padre asintió sin decir nada. Parecía muy apesadumbrado-. Hacemos lo correcto, padre, hacemos lo correcto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario